Ratón Pérez

Sembrad en los niños la idea, aunque no la entiendan: los años se encargarán de descifrarla en su entendimiento y hacerla florecer en su corazón.

P. Luis Coloma, Ratón Pérez

Volvía a casa corriendo desde El Retiro y decidí pasarme a hacerle una visita.

Vive, junto a su familia, en el sótano del número 8 de la calle del Arenal en una caja de galletas Huntley, frente a una gran pila de quesos de Gruyère. Una placa en la fachada y una pequeña estatuilla recuerdan que aquí tenía su domicilio y, desde el pasado mes de junio, tiene además su propio museo. La casa es ahora una galería comercial, aunque entonces (finales del s. XIX) lo ocupara la tienda de Carlos Prats.

O mejor dicho las, porque el respetable don Cárlos no se contenta con una, y tiene dos: la de ultramarinos y la confitería.

Ahora llega su fiesta magna, y ellas, tan favorecidas á diario, resultan inaccesibles en los días de Navidad, días en que la glotonería ocasiona algunas víctimas, y eso que los amateures procuran sobrevivir, á puro de conocimientos de manzanilla, á la noche clásica de los… atracos estomacales y de las borracheras… finas.

Asusta ver los géneros apilados en las tiendas de Prast, y maravilla la prontitud con que se despachan. Parece imposible que se coma tanto y que se digiera tan pronto.

Las aves vuelan como cuando estaban vivas; es decir, desaparecen del escaparate también, como si permanecieran todavía unidos al cuerpo de sus sabrosos propietarios; los vinos se venden en tal cantidad, que de momento no hay para qué preocuparse de la cuestión suscitada con Francia; los dulces se expenden á su vez por toneladas…

En fin, aquello es un delirio gastronómico que vien vale, por la extraordinaria gula que representa, una confesión… fuera de abono.

 

Uno de los hijos del fundador de la tienda, también llamado Carlos, llegó a ser alcalde de Madrid (1914-1915) y se le conocía como el alcalde bombero desde que encabezó un grupo de voluntarios para luchar contra el fuego de un edificio de la capital.

La crónica sobre la tienda, firmada en Diciembre de 1891 por Enrique Sepúlveda, se recuperó hace unos años en Buscando a Ratón Pérez, un estudio de acompañamiento a la edición facsímil de 1911 del conocido cuento de Luis Coloma. El Padre Coloma era un jesuita singular que supo codearse con las clases altas de la corte (la Compañía lo aprovechó en ocasiones para realizar gestiones con la casa real) y llegó a ser miembro de la Real Academia (el pasado 6 de diciembre se cumplió el centenario de su ingreso).

Carlos Areces recuerda a Ratón Pérez en esta divertida versión (más ilustradores en la galeria del CVC pinchando la imagen).
Carlos Areces recuerda a Ratón Pérez en esta divertida versión (más ilustradores en la galería del CVC pinchando la imagen).

Desde niños hemos sabido que, cuando se te cae un diente de leche hay que escribir una carta a Ratón Pérez y dejarla, junto al diente, bajo la almohada. Esa misma noche, este simpático personaje, pasará a recogerlo y, en su lugar, nos dejará un pequeño regalo.

El relato original se fecha en torno a 1894 y Luis Coloma se lo dedicó al rey niño Alfonso XIII, que por aquel entonces tenía ocho años. Uno de los personajes del cuento es un pequeño rey llamado Bubi I. «Bubi» era el apodo con el que la reina Mª Cristina llamaba a su hijo Alfonso. Pasados los años, Coloma volvió a dedicar la edición de 1911 al hijo del rey, Alfonso de Borbón y Battenberg, por aquel entonces príncipe de Asturias y tío del actual rey de España (a estas alturas espero no haberme perdido).

En el cuento se mezclan ficción y realidad a través del viaje iniciático que Bubi, convertido mágicamente en ratón, hace junto a Ratón Pérez. Él le lleva a conocer su casa y su trabajo nocturno, recogiendo dientes. Así, se dirigen hasta el número 64 de la calle Jacometrezo y, tras salvar al peligroso Don Gaiferos, alcanzan la buhardilla donde viven Gilito y su madre. Las condiciones miserables de la vivienda hacen que Bubi se dé cuenta de la responsabilidad que tiene como gobernante para promover la igualdad entre sus súbditos. De forma velada, Coloma ridiculiza la opulencia de la burguesía madrileña haciendo uso de multitud de extranjerismos de uso común entre las clases acomodadas. La idea de fraternidad termina siendo la columna vertebral del cuento, aunque el tratamiento paternalista, respondiendo a una idea de caridad propia de la época, lo hace un poco menos creíble.

Referencias:

  • Coloma, Luis, Ratón Pérez, edición facsímil de 1911, Madrid, Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, 2002, ISBN: 84-931481-2-1.
  • Gómez-Navarro, Mª José; Muñoz, Alicia; Revuelta, Manuel; Climent, Francisco; Sepúlveda, Enrique, Buscando a Ratón Pérez, Madrid, Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, 2002, ISBN: 84-931481-3-X.

Buscando imágenes y enlaces para preparar esta anotación he encontrado una reseña de Mª Teresa Pérez Botello sobre un interesante y sugerente estudio antropológico del filólogo y folclorista José Manuel Pedrosa:

  • Pedrosa, José Manuel, La historia secreta del Ratón Pérez. Madrid, Páginas de Espuma, 2005, ISBN: 849-564-268-9.

Se puede encontrar una estupenda edición electrónica (con letra cursiva y preciosas ilustraciones de Cruz Pintor extraídas de otra edición de la Asociación Española de Amigos…) preparada por Jesús Rodríguez, profesor de primaria del Colegio Ntra. Sra. del Carmen de Badajoz (incluye un cuaderno de actividades para los más pequeños).

Para saber más sobre la historia detrás del cuento, e incluso leer un facsímil digital de la edición de 1911, se puede visitar la página del Instituto Cervantes que le hace homenaje (aunque no sé bien por qué no parece que funcione).

Y por último… hoy se estrena en España la 2ª parte de la película inspirada en este personaje: Pérez 2, el ratoncito de tus sueños (otra para la lista de candidatas estas Navidades).

Autor: Commedia

https://correconelcuento.wordpress.com/commedia/

6 opiniones en “Ratón Pérez”

  1. Enhorabuena Eduardo, me ha encantado el post, a mi dentro de nada empezará a visitarme de nuevo el Ratón Pérez y podré comentarle detalles que desconocía, la vida es cíclica, dicen, y los piños pocos.

  2. Gracias por tu comentario Santi. No lo había pensado, pero es cierto. Ratón Pérez debería hacer horas extras con los que, algún día, mudaremos dentadura. Por mi parte no pierdo la ilusión de que, algún día, regrese.

  3. Otro personaje ilustre que vivía en Madrid ¡y yo sin enterarme! Qué bueno, me pasaré por Arenal, 8, claro que sí, a hacerle una visita y agradecerle de paso lo bien que se portaba conmigo de cría 🙂
    un muy interesante post, Commedia, aunque el de la Bañá te juro que me ha encantado, mi favorito, jaja.

  4. A veces nos cuesta recordar a nuestros héroes (reales o ficticios). Debe ser que va con nuestra forma de ser.

    Por otra parte, pienso que Madrid debería aprovechar el tirón de Ratón Pérez entre los japoneses. En España no se volvía a editar desde 1947, mientras que en Japón se ha editado contínuamente desde 1953 (creo que cerca de 40 ediciones).

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